No sé si sabréis de alguna vez que lo he comentado, que mis padres tienen una casa en una aldea de Lugo, una casa preciosa muy antigua que viene de la familia de mi madre.
En esa preciosa casa hay un montón de cosas que tunear, restaurar y demás, pero no siempre dispongo de tiempo y ganas cuando estoy allí en períodos vacacionales.
Este pasado agosto mi padre me pidió que le ayudara con una artesa divina que usaban mis abuelos para preparar el pan. Mientras estaba en la playa le dije que la fuera limpiando y lijando de tal manera que cuando llegara tuviera menos trabajo en ella.
Es verdad que la limpió a conciencia el pobre y le pasó la lija dejándola ya casi casi perfecta. La foto no es muy buena pero se aprecia bastante.
Empezaba entonces mi turno. Ya sabéis que yo soy más de redecoración (tuneo) que de restauración, pero me daba mucha pena tapar esa madera con esas preciosas vetas y la antigüedad que ello conlleva. Así que hablé con mi querida amiga Gely (experta restauradora) y tras sus sabios consejos me decliné por darle una última capa de lijado fino y barniz.
Manos a la obra! Usé el barniz Procobar A0 de Procolor que me recomendó Gely, y estoy muy contenta con el resultado la verdad. Mirad cómo con la primera capa ya se notaba la diferencia.
Le día hasta tres capas de barniz dejando secar de un día para otro, y así quedó.
La propia madera de la artesa era de dos colores, me encantan las dos, la clara y la oscura, qué os parece a vosotr@s?
Como os dije antes, estoy muy contenta con el resultado y mis padres muy orgullos de lucirla en la entrada a la casa, que como veis en las fotos, tiene una piedra rústica estupenda.
La comparación del antes/después no podía faltar!
Y con este trabajo de restauración me despido hasta la próxima entrada, aunque nos veremos por vuestros blogs porque me he propuesto volver a retomar la actividad blogueril que tanto me aporta.
Millones de besos y feliz semana!